sábado, 2 de octubre de 2010

Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza. Salmo 119:116.


Me pregunto qué pasaría si tratásemos a nuestra Biblia como tratamos a nuestro teléfono celular.
¿Si la lleváramos a todos lados en nuestra cartera o bolsillo?
¿Si nos regresáramos si se nos hubiera olvidado?
¿Si la revisáramos varias veces al día?
¿Si la usáramos para recibir mensajes del texto?
¿Si la tratáramos como si no pudiésemos vivir sin ella?
¿Si se la diéramos a los muchachos como regalo?
¿Si la usáramos mientras viajamos?
¿Si la usáramos en caso de emergencia?
Esto es algo para animarnos a preguntar... hmmm... ¿dónde está mi Biblia?
Oh, y una cosa más. A diferencia de nuestro teléfono celular, no tenemos que preocuparnos que nuestra Biblia sea desconectada... ¡porque Jesús ya pagó la cuenta!
La Biblia está eternamente cargada. Nunca tiene que ser recargada.
Lo que perdemos de vivir en obediencia a Dios no podemos compensarlo jamás. De allí que la Biblia, la Palabra de Dios, sea tan importante. ¿Por qué no seguir el consejo del pensamiento de hoy y darle una prioridad mayor a nuestra Biblia que a las nuevas tecnologías? A final de cuentas lo que Dios nos ofrece es... ¡eterno! Adelante y que el Señor les bendiga.
Porque recta es la palabra de Dios, Y toda su obra es hecha con fidelidad.Salmo 33:4.
Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza. Salmo 119:116.                                                 

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